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En el jardín se envuelve de todo aquello que le puede proporcionar placer a los cinco sentidos del hombre: para la vista, el color, la luz y la sombra; para el olfato, las plantas aromáticas o el dulce perfume de las flores; para el oído, el murmullo del agua; para el tacto, las distintas texturas de los materiales, y para el gusto, el sabor de los frutos.
Mostramos en los jardines la realidad de la naturaleza, rehecha, como ocurre con las artes plásticas en general, que sobrepasan la condición física de los elementos materiales que se usan en su plasmación artística.
En el jardín, el hombre rehace la naturaleza a su semejanza, pues el jardín es una proyección del hombre mismo.
El jardín no es un fragmento de naturaleza, no es un bosque o una prado de flores, es la forma en que nosotros vemos el bosque y los prados, incluso nuestro sentir más íntimo expresado en forma de bosque o en forma de campo florido.
Los jardines son una forma de cultura, ya que son una manera de ver y entender la naturaleza y, además, una forma de verla como parte de nosotros mismos, es expresión de lo que se ha definido como cosmovisión.
Todas las culturas han proyectado sobre las plantas y la jardinería esas inquietudes y las han hecho partícipes, como símbolo o como intermedio, entre el mundo material y el mundo espiritual. Y lo hacemos, en unos casos de manera evidente y en otros más solapada.
Unimos el jardín al hombre y lo vinculamos a la compleja diversidad de la especie humana, de lo que ha sido a lo largo del tiempo en los distintos espacios, en cada caso con sus propios antecedentes y sus condicionantes, tan profundos que determinan comportamientos particulares.
El término jardín es tan amplio, pues es una expresión más de la biodiversidad, que no sólo se manifiesta en los niveles molecular e individual (vegetal y animal) que constituyen sus expresiones habituales, sino en el nivel cultural, al estar íntimamente relacionado con quienes lo crean y quienes lo disfrutan.
Ing. Agr. María Alejandra Di Fabio
Directora
Pilar Verde Ingeniería Paisajística
pilar verde | ingeniería paisajística
En el jardín se envuelve de todo aquello que le puede proporcionar placer a los cinco sentidos del hombre: para la vista, el color, la luz y la sombra; para el olfato, las plantas aromáticas o el dulce perfume de las flores; para el oído, el murmullo del agua; para el tacto, las distintas texturas de los materiales, y para el gusto, el sabor de los frutos.
Mostramos en los jardines la realidad de la naturaleza, rehecha, como ocurre con las artes plásticas en general, que sobrepasan la condición física de los elementos materiales que se usan en su plasmación artística.
En el jardín, el hombre rehace la naturaleza a su semejanza, pues el jardín es una proyección del hombre mismo.
El jardín no es un fragmento de naturaleza, no es un bosque o una prado de flores, es la forma en que nosotros vemos el bosque y los prados, incluso nuestro sentir más íntimo expresado en forma de bosque o en forma de campo florido.
Los jardines son una forma de cultura, ya que son una manera de ver y entender la naturaleza y, además, una forma de verla como parte de nosotros mismos, es expresión de lo que se ha definido como cosmovisión.
Todas las culturas han proyectado sobre las plantas y la jardinería esas inquietudes y las han hecho partícipes, como símbolo o como intermedio, entre el mundo material y el mundo espiritual. Y lo hacemos, en unos casos de manera evidente y en otros más solapada.
Unimos el jardín al hombre y lo vinculamos a la compleja diversidad de la especie humana, de lo que ha sido a lo largo del tiempo en los distintos espacios, en cada caso con sus propios antecedentes y sus condicionantes, tan profundos que determinan comportamientos particulares.
El término jardín es tan amplio, pues es una expresión más de la biodiversidad, que no sólo se manifiesta en los niveles molecular e individual (vegetal y animal) que constituyen sus expresiones habituales, sino en el nivel cultural, al estar íntimamente relacionado con quienes lo crean y quienes lo disfrutan.
Ing. Agr. María Alejandra Di Fabio
Directora
Pilar Verde Ingeniería Paisajística
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- Bs.As., Argentina
- ingeniería paisajística
2 comentarios:
Me encantó la página, y esta comunicación vía blog es muy interesante.
Una pregunta: existe una lavanda de hojas más grises que la de la foto? Es más o menos resistente?
Gracias.
Sol
Muchas gracias, esa es la idea que podamos comunicarnos facilmente.
Sí como tu dices existe una lavanda de hojas grises, es la Lavandula angustifolia y un hibrido de ella, ambas tienen follaje más gris, que se debe a que posee como pequeñas vesiculas de aire en su epidermis que hace que reflejen la luz del sol, ya que no existe el pigmento gris en los vegetales. Esta variedad resiste mucho menos los suelos y ambientes humedos o lluviosos.
Hasta pronto!
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